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Ricardo Fernández-Valadés Gámez

Densidad Ósea tras injerto óseo generado por Ingeniería Tisular

INTRODUCCIÓN

La fisura palatina es una malformación congénita frecuente

del área craneofacial, siendo su incidencia alrededor de 1 cada 700

nacidos vivos (1). Hasta el momento se han desarrollado multitud

de técnicas quirúrgicas para su corrección; en un primer tiempo

quirúrgico se realizan colgajos mucoperósticos para aislar la cavidad

oral de la cavidad nasal y recolocar la musculatura palatina con el

fin de mejorar la fonación y deglución. Posteriormente es necesaria

la aportación de tejido óseo a nivel de la fisura alveolar, si esta está

presente (alveoloplastia) (2). El uso de injertos óseos mejora los

resultados quirúrgicos y permite alcanzar una estética y una función

adecuada (3-5). Los injertos óseos cierran la comunicación oronasal,

dan soporte al cartílago alar, estabilizan una morfología alveolar

adecuada, dan continuidad al arco maxilar y permiten dar soporte

a dientes adyacentes facilitando la manipulación ortodóncica, la

erupción dental o una rehabilitación protésica posterior cuando estas

sean necesarias (2, 6, 7).

Para la obtención de hueso para llevar a cabo la alveoloplastia,

se han descrito múltiples zonas donantes de hueso autólogo,

siendo el injerto de cresta iliaca el más popular (3-5). La incidencia

de complicaciones con esta técnica es baja, aunque no está exenta

de efectos adversos como dolor, hematomas o seromas en la

región donante, y conlleva un aumento de la estancia hospitalaria

(8-12). Esto nos lleva a la búsqueda de técnicas alternativas, menos

invasivas, con el fin de evitar la morbilidad en la zona donante. Se ha

descrito el uso de diferentes opciones como materiales aloplásticos,

xenoinjertos, etc. Estos materiales presentan una serie de riesgos y

complicaciones (transmisión de infecciones, respuesta inmunológica,

fístulas oronasales…) y además, no son recomendables en pacientes

en periodo de crecimiento, cuando van a erupcionar piezas dentales,

o si van a ser necesarios movimientos ortodóncicos (3, 10, 13-16).

En los últimos años ha habido un gran avance en el campo

de la ingeniería tisular, lo que ha permitido la creación de múltiples

tejidos (cornea, piel, mucosa oral, urotelio, tejido óseo, etc.) a partir

de pequeñas biopsias de los tejidos que se quieren reproducir o de

célulasmadre de origenmesenquimal (13, 17-19). Estudios realizados

enanimales deexperimentación, sugierenqueel tejidoóseoobtenido

mediante ingeniería tisular puede ser una alternativa válida para el

tratamiento de pacientes con defectos palatinos (20-23).

En este trabajo se ha realizado un estudio de experimentación

básica en animales de laboratorio, para valorar la densidad ósea

tras la utilización de injertos óseos autólogos artificiales generados

mediante ingeniería tisular y determinar la utilidad in vivo de estos

materiales aplicando un nuevo método basado en tomografía

computerizada y unidades Hounsfield.

MATERIAL Y MÉTODOS

Animales de experimentación.

Enesteestudiohemos utilizado12 conejosmachos

(NewZeland

White)

de 3 semanas de edad y entre 400 y 500 gramos (momento

del destete). Todos los animales fueron mantenidos en la Unidad

Experimental del ComplejoHospitalarioUniversitariodeGranada, con

libre acceso a comida y agua. El estudio fue aprobado por el comité de

ética local, y se ajustó al reglamento sobre experimentación animal,

siguiendo la regla de las tres R (24).

Generación de tejido óseo.

Para la generación de un sustituto de hueso palatino, en primer

lugar, se obtuvieron cultivos de células madre mesenquimales del

tejido adiposo de cada animal de experimentación.

Para ello a las 3-4 semanas de vida del conejo (destete) se

tomaron dos biopsias de 1x1cm del tejido adiposo a nivel de ambos

pliegues inguinales bajo anestesia general y local, suturando con

materialreabsorbible

(Safil

®

4/0).

Laanestesiageneralfueadministrada

utilizando inyección intramuscular de Ketamina y Xilazina, y para la

local infiltración con Bupivacaina 0,25% sin vasoconstrictor (Figura 1).

Tras la toma, lasmuestras fueron introducidas enmediode transporte

estéril compuesto por medio de cultivo RPMI suplementado con

antibióticos (500U/ml de penicilina y 500μg/ml de estreptomicina) y

antimicóticos(1,25μg/mldeanfotericinaB)paraevitarcontaminación

de la muestra, y mantenidas a 4ºC hasta su procesamiento.

Estas muestras obtenidas se lavaron con PBS y se digirieron

enzimáticamente en una solución de 2mg/ml de colagenasa I de

Clostridium hystoliticum

, para la obtención de cultivos celulares de

células madres mesenquimales de origen adiposo. Estos cultivos se

mantuvieron en medio de Dullbecco (DMEM) suplementado con

suero bovino fetal al 10% (FCS), según la técnica descrita por Nieto-

Aguilar et al, 2011 (17).

Una vez subconfluentes, se tripsinizaron los cultivos celulares

y se combinaron con biomateriales de fibrina y agarosa 0’1%

(aproximadamente 175000 células/ml), previamente descritos por

el grupo de investigación de ingeniería tisular (20), utilizándose

ácido tranexámico, como agente inhibidor de la fibrinolisis, y cloruro

cálcico como inductor de la gelificación del biomaterial. Tras ello se

alicuotó la mezcla en placas de cultivo de 6 pocillos que se incubaron

a 37ºC durante 24 horas hasta su total solidificación. Para inducir la

diferenciación de estas células hacia la estirpe osteogénica y generar

un tejido óseo artificial, los constructos se cultivaron en un medio

inductor específico compuesto de DMEM suplementado con 10%

de FCS, 100nM de dexametasona, 10nM β-glicerol-fosfato y 50mML

de ácido ascórbico durante 21 días, como describió Nieto-Aguilar

(17). Una vez transcurrido el periodo de diferenciación se extrajeron

los tejidos artificiales de las superficies de cultivo y se sometieron a

compresión plástica (nanoestructuración) utilizando un biorreactor

específico según lo descrito (20). Posteriormente se implantaron en

los animales de experimentación de forma autóloga.

Implante in vivo y grupos de estudio.

De forma aleatoria, a las 7-8 semanas de vida, dividimos los

conejos en 3 grupos:

• Grupo I

.

En un primer grupo, bajo anestesia general,

elevamos colgajo mucoperióstico y creamos defectos

óseosde4mmaniveldelsegundomolarenelladoderecho

mediante fresa de trefina. Posteriormente implantamos

el tejido óseo autólogo obtenido por ingeniería tisular, y

cubrimos con el colgajo mucoperióstico y cerramos con

puntos sueltos de sutura reabsorbible (Safil

®

5/0). (Figura

2)

• Grupo II

.

Como controles negativos, en un segundo grupo

de conejos, realizamos el mismo procedimiento, pero sin

material implantado tras la creación del defecto óseo.

Figura1. Tomadebiopsiadegrasaanivel del pliegue inguinal del conejo.