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Sociedad Andaluza

de Angiología y Cirugía Vascular

SUPLEMENTO

caso clínico

Actual. Med.

2017; 102: (801). Supl. 13-36

hemoptoicos que motiva valoración neumológica por hallazgo en

TAC pulmonar de nódulo en lóbulo superior derecho de 16 mm con

bordes espiculados y crecimiento respecto a controles previos, su-

gerente de malignidad, por lo que, añadido a la comorbilidad del

paciente y la agresividad de cirugía prevista, finalmente se deses-

tima para cirugía.

DISCUSIÓN

El pronóstico de los aneurismas de aorta torácica (AAT) sin

tratamiento es pobre, con una tasa de supervivencia a los 3 años del

25%. Por esto, la intervención es mandatoria para AAT sintomáticos,

y cualquiera con un diámetro igual o mayor a 6 cm. El tratamiento

clásico mediante cirugía abierta comporta unas cifras de mortalidad

operatoria del 8 – 20% en centros de excelencia para casos electi-

vos, subiendo hasta el 50% si se trata de intervenciones emergentes.

Además, los supervivientes a la cirugía abierta, son candidatos a su-

frir múltiples complicaciones como paraplejia, infarto de miocardio,

ictus isquémico, fallo respiratorio, renal o isquemia intestinal

4

. Por

esto, la aparición de la reparación endovascular de la aorta toráci-

ca (TEVAR) permitiendo a través de un acceso por arteria periférica,

mínimamente invasivo incluso percutáneo, la implantación de dispo-

sitivos, manteniendo el flujo sanguíneo aórtico sin clampaje alguno,

y con cifras de morbi-mortalidad significativamente menores que las

de la cirugía abierta, supuso una revolución, un cambio de paradig-

ma, que además amplió la posibilidad de tratamiento a pacientes

con elevada comorbilidad, habitualmente asociada a la presencia de

un AAT, previamente descartados para la técnica convencional

5

. Y es

considerado el tratamiento de elección en las emergencias quirúrgi-

cas que interesan a la aorta torácica descendente

6

.

Pero los procedimientos endovasculares torácicos no están

exentos de complicaciones, sobre todo en forma de endofugas,

llegando en algunas series a tasas del 29%, correspondiendo la

mitad de éstas a endoleaks tipo I

3

, y como en el caso presenta-

do, por fracturas debidas a la fatiga del material implantado, so-

metido a fuerzas hemodinámicas y extrínsecas impuestas por la

geometría de la aorta, con una tendencia a la elongación, que fi-

nalmente precipita la distracción o migración de los componentes

modulares de la endoprótesis hacia la curvatura mayor del saco

aneurismático, sobre todo en grandes aneurismas fusiformes,

con aparición de endofuga y nueva presurización del aneuris-

ma

2,5

. Como el uso de la endoprótesis torácicas se está incremen-

tando, la aparición de las complicaciones lo hace igualmente, por

lo que se necesitan adecuados protocolos de seguimiento para su

detección. La mayor parte de estas complicaciones se resuelven

aplicando de nuevo técnicas endovasculares, pero hasta el 7.2%

de los TEVAR fallidos terminan requiriendo procedimientos qui-

rúrgicos abiertos, recomendándose que sean realizados en cen-

tros de referencia con la experiencia necesaria

3,7

.

Figura 1. Rotura del stent aórtico con migración craneal de las

endoprótesis, que conlleva repermeabilización del saco aneurismático

por endofuga tipo Ib

Figura 2. Tratamiento endovascular realizado mediante el implante de nue-

va endoprótesis torácica, excluyendo el segmento proximal del stent aórtico

roto, junto con nuevo stent aórtico más embolización del saco aneurismático