Cartas al Editor

Medicina Intensiva en Zanzíbar (Tanzania)

Intensive Medicine in Zanzibar (Tanzania)

Marc Cavallé i Bartolomé

Diplomado en Enfermeria por la Univrsitat Rovira i Virgili y Estudiante de Medicina de la Universidad de Granada.

Actual. Med. 2014; 99: (793): 170 DOI: 10.15568/am.2014.793.cd01

Enviado: 10-07-2014
Revisado: 19-09-2014
Aceptado: 23-12-2014

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Estimado editor,

En marzo de 2014, tuve la oportunidad de participar por primera vez en una misión humanitaria como enfermero de Medicina Intensiva y como estudiante de medicina. La organizaba Ned fundación, una ONG valenciana que lleva años trabajando en Kenia y Tanzania, y realiza misiones de forma regular (una casi cada mes), pudiendo garantizar un seguimiento de estas.

Nuestra misión era de Neurocirugía en el hospital principal de Zanzibar, Hospital Mnazi Moja. El equipo estaba formado por 2 neurocirujanos, un residente de neurocirugía, una enfermera instrumentista y el equipo de Medicina intensiva formado por una médico intensivista y dos enfermeros. Nuestro objetivo consistía en operar pacientes con patología aguda neuro-vertebral y garantizar unos mínimos en el postoperatorio, con el fin de que los pacientes pudieran volver a su vida cotidiana, en una sociedad aún muy rudimentaria.

La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en un país del tercer mundo no es como la que todo el mundo se puede imaginar. Aunque al parecer la del hospital al que acudimos había mejorado en los últimos tiempos sus instalaciones no dejan de ser muy básicas: una sala con 6 camas separadas por unas simples cortinas. Los recursos allí son muy escasos, y esta unidad se considera para pacientes críticos porque dispone de monitores, oxígeno y posee 2 equipos de ventilación mecánica. En la unidad no hay médico presencial y la UCI es atendida por las enfermeras. Los médicos pasan una vez al día a ver a sus pacientes.

A nuestra llegada al hospital, vimos que la misión se dividía en dos actividades casi independientes: Neurocirugía y Medicina Urgencia/Crítica, ya que las necesidades del hospital habían cambiado.

El impacto de integrarse dentro de un mundo diferente al nuestro, tanto a nivel cultural como económico, fue importante. Pasamos por diferentes estados de ánimo, pero sobre todo cabe destacar la sensación de impotencia. Luchar con la tranquilidad de las personas porque no entienden que hay que correr para salvar una vida, porqué para ellos la gente muere y lo aceptan. Explicar cómo administrar un tratamiento y lo importante que es ser minucioso con ello, y darte cuenta que no lo han entendido. Ver que los niños se mueren en tus brazos por enfermedades aquí curables, por no tener un antibiótico adecuado… Un aspecto que nos condicionó en nuestro trabajo fue que el coste de las pruebas eran pagadas por las familias, con lo que antes de pedir una analítica o placa debíamos hablar con la familia por si la podían pagar. Fue un trabajo duro psicológicamente, donde tuvimos que apartar nuestros sentimientos y agudizar nuestro ingenio.

Consideramos que potenciar la formación de los profesionales sanitarios del centro es una parte fundamental para el progreso de la UCI, así como la presencia de un médico intensivista. Sabemos que este aspecto es más complejo puesto que las posibilidades de formación médica en dicho país en ese ámbito son más bien escasas.

Considero que para completar la formación de los estudiantes de medicina de nuestras facultades participar en estos programas es abrir una ventana a realidades muy distintas a las que aquí conocemos y que hacerlo resulta extraordinariamente útil para contrastar nuestra medicina con la que se practica en otros ámbitos y poder reflexionar sobre ello.

Aún queda mucho trabajo por hacer en el hospital Mnazi Moja, pero con la voluntad y la colaboración de todos, muchas cosas se puede conseguir.

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO

Autor para la correspondencia: Marc Cavallé i Bartolomé. e-mail: mcavalle@hotmail.es